(foto: V.A.) |
FE EN LA AUTOGESTIÓN
x Marcela Guerra
Una amiga que trabaja en feria libre me dijo: Sé
que pensamos distinto pero igual deseo que Dios te traiga bendiciones…
Sin embargo, no pensamos tan distinto, fíjate. Porque yo también creo que hay que confiar en Dios y en sus bendiciones para encontrar pega, pagar las cuentas del agua, el gas y la luz, ir a la consulta médica, hacerse un aborto... Y es que al lado del Estado, el Gobierno, los políticos, los Holdings, las tarjetas de crédito, la Isapres, las AFP, los presidentes, más vale confiar en Dios y en todos los santos.
Sin embargo, no pensamos tan distinto, fíjate. Porque yo también creo que hay que confiar en Dios y en sus bendiciones para encontrar pega, pagar las cuentas del agua, el gas y la luz, ir a la consulta médica, hacerse un aborto... Y es que al lado del Estado, el Gobierno, los políticos, los Holdings, las tarjetas de crédito, la Isapres, las AFP, los presidentes, más vale confiar en Dios y en todos los santos.
No me río. Sé que la fé o como le llames mueve montañas. Porque qué es la fe si no la fuerza que una tiene. La fuerza de la que hace el aseo todos los días, cuida a las wawas, a los enfermos, a las ancianas, a gente con capacidades diferentes y además logra tener el almuerzo a tiempo y ganarse unas monedas en un trabajo autogestionado.
La fuerza de la que huye y se salva de la violencia en casa. La fuerza de la que camina calles en la noche, oponiéndose a los acosos. La fuerza de la que hace sindicato, la fuerza de la que denuncia injusticias.
La fuerza de las que se juntan, y llueve o truene, salen a la
calle sin permiso de ningún gobierno, de ningún marido, de ninguna Iglesia, de
ningún patrón…
Esa fuerza es fe. Siempre lo ha sido. Lo fue para mis abuelas y todas mis ancestras. Ellas le decían Dios, nosotras diosas y ñeque. Y así, apelando al sincretismo, al paganismo, a la solidaridad, al trueque, al trabajo juntas, se le lleva la contra a la economía de mercado y al patriarcado, que justamente riman.
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